Por Francisco J. Bravo
El 23 de octubre se estrenó en la plataforma de Netflix la miniserie The Queen’s Gambit, creada por Scott Frank y Allan Scott, y protagonizada por Anya Taylor-Joy (The Witch, Split, Glass). Esta es una historia que explora la vida de una huérfana prodigio del ajedrez llamada Beth Harmon, mientras lucha contra la adicción en la búsqueda de convertirse en la mejor jugadora de ajedrez del mundo.
Me acerqué a esta miniserie debido a una recomendación, ya que tengo un conocimiento e interés casi nulo por el ajedrez, sin embargo me llevé una muy grata sorpresa ya que esta producción funciona tanto para gente conocedora como para los que no. Todas las jugadas y partidas recreadas en la miniserie son reales lo cual le añade una dimensión mucho más cercana para los que conocen el deporte. Sin embargo, para gente como yo que no entiende nada sobre partidas de ajedrez, la historia va gradualmente explicando lo necesario al espectador, debido a que comienza desde los inicios del personaje con el tablero y cómo va aprendiendo las reglas y las jugadas. Si bien hay partes donde entran en cosas más técnicas de ajedrez, podemos comprender lo suficiente para seguir la trama y entender las motivaciones y sentimientos del personaje en cada partida.

Varias temáticas van apareciendo a medida que nos adentramos en la vida de Beth Harmon. La dificultad en la vida de una huérfana, la disciplina, la adicción, el drama de la relación de la madre de Beth, el abrirse paso en un medio machista y mayoritariamente de hombres, etc. Todo esto se va sumando a tener que lidiar con la alta competitividad, a medida que va avanzando en el mundo del ajedrez. Un punto importante dentro de la serie es cómo se representa la figura de la niña prodigio o genio, no la vemos como un ser místico que nace sabiendo jugar bien y venciendo a todos, vemos todo el trabajo y dedicación que requiere ser una maestra dentro de una disciplina, queda afuera toda esta romantización de la figura del genio, esta idea de que hay personas que nacen con el talento innato para alguna área del hacer humano. Una falsedad que se ha creído desde hace siglos. Al final, todas estas personalidades destacables llegaron al lugar en el que se les reconoció gracias tanto a un contexto favorable, en el caso de los que lo obtuvieron, o a un trabajo y constancia (con algo de obsesión) que les permitió dominar algo de forma casi perfecta. Es precisamente esto lo que nos muestra The Queen’s Gambit, una historia de trabajo, talento y genialidad.
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